Entrevista al comisario de Grand Bourg

Diego Ponce, Alumno de 5º año del Secundario

- Nombre y cargo, por favor.
- Me llamo Oscar Ángel Giovassino y soy comisario de la 1° de Malvinas Argentinas.

-¿Cuántos años tiene en la repartición?
- En agosto cumplo 22 años.

- ¿Qué tiempo lleva al frente de la comisaría ?
- Exactamente dos meses. Ascendí este año y vengo de San Martín, pero soy vecino de José C. Paz.

- ¿Qué radio de acción tiene su jurisdicción ?
- Abarca todo Grand Bourg, incluyendo la ruta 197 y hasta el cruce de José C. Paz.

- ¿Qué cantidad de efectivos tiene a sus ordenes ?
- En este momento 34, entre personal masculino y femenino.

- ¿Son los necesarios ?
- No, no alcanza, nunca alcanza. A esa misma gente la recargamos de servicio para cumplir con las necesidades de la dependencia.

- ¿Y en cuánto a móviles ?
- Tenemos dos móviles. Una camioneta Chevrolet y un Falcon, pero también el apoyo de una unidad de las Patrullas Bonaerenses destinadas a la Comuna. Contamos con diez coches particulares que pertenecen a mi personal y que con el apoyo financiero de la Cooperadora Policial hacen el servicio de vigilancia las 24 hs.

- ¿Están en buen estado ?
- Por suerte si. El intendente me facilitó la reparación de la camioneta que estaba deteriorada y que recibí en mal estado como herencia. Ahora está funcionando.

- ¿Puede pintarnos un panorama de la situación en que encontró la jurisdicción ?
- Yo soy vecino, vivo en Jose C. Paz, toda mi carrera la hice en esa localidad, Bella Vista, San Miguel. Estuve en el destacamento de Camineros, en el cruce, por dos años y tengo que reconocer que no es este el Grand Bourg que conocía desde chico. Puedo afirmar que cambio totalmente. Disminuyó el delito en relación a hace 15 años. La comunidad creció mucho y para bien, por supuesto que los marginales existen y existirán.
Con respecto a la dependencia, como toda oficina pública, tenía sus altibajos pero actualmente todos los sumarios y causas están al día.

- ¿Existen índices locales que den cuenta del aumento o no del nivel de delincuencia local ?
- Respecto a esto y a raíz del operativo de móviles permanentes que se implantó, el delito disminuyó un 70%. Lo que estamos haciendo es prevención, la faz preventiva es lo que sirve y en cuanto a delitos, robo -sólo de automotores- la cifra disminuyó notablemente. Se incrementaron, en cambio las amenazas telefónicas, la usurpación de propiedades y el abuso deshonesto por parte de parientes con menores, que no dejan de ser delitos en definitiva, pero nos afectan a la comunidad en general.

- ¿Y en los menores de edad ?
- Con los menores tenemos algo que el Código Penal no contempla y que en la jerga del vecino se conoce como «peaje». También tenemos muchos casos de drogadicción, la mayoría por consumo de marihuana o inhalar la clásica bolsita con pegamento y, no en la cantidad de otras zonas, por consumo de cocaína.
Algo preocupante en los menores es el alcoholismo. Antes era habitual ver a los chicos tirados en la calle y alcoholizados. Ahora puedo dar fe que eso no se ve. Al respecto debo recordar que rige la llamada «Ley Seca» que impuso el gobernador.

- ¿A quién corresponde la represión en estos casos ? ¿Al municipio por aquellos locales que venden bebidas alcoholicas o a la policia ?
- Tenemos la Ley 8031 que autoriza la clausura de los negocios en estos casos y lo hacemos conjuntamente con la Municipalidad.
De todos modos debo destacar que se hace dificil la represión porque si bien se clausuran algunos comercios, inmediatamente otros ocupan su lugar.

- ¿No cree conveniente que personal policial se acerque a las escuelas para conversar con los alumnos, conocer sus problemas, explicar cómo es el accionar policial ?
- Sí, es muy positivo. No podemos negar que en los últimos tiempos la policía viene en baja, lamentablemente. Se ha perdido la calle y un grupo muy grande de policías tratamos -porque no hay que meter a todos en la misma bolsa- de acercarnos a la comunidad.
En mi anterior destino hice algo similar. Si bien era segundo jefe en conjunción con el comisario recorrí muchas escuelas para charlar con los alumnos, sobre todo los de cuarto y quinto año, con acuerdo de los profesores y directivos. Es importante hacerlo porque las nuevas generaciones viven un momento muy particular del país y debemos acercarnos a ellos y sus problemas.
Hay que recobrar la imágen del vigilante de la esquina, en quien todos confiaban. Particularmente soy un luchador en ese sentido. Tengo hijos adolescentes así que comprendo bien el tema. Sé que charlar con un jóven no es lo mismo que hablar con un adulto. Ellos tienen un montón de dudas y tenemos que darles respuestas.
Debemos hacerle conocer a la ciudadanía, y sobre todo a los jóvenes, que el policía es un hombre común que también está atravesando momentos difíciles y en la Institución especialmente por los momentos que se viven.
Particularmente tengo una política de puertas abiertas, atiendo a todo el mundo y obligo al personal a hacer lo mismo.

-Hay que borrar la imágen de la prepotencia policial
-Quienes lo hacen son los menos, le puedo asegurar que en la Institución hay mucha gente sacrificada. Yo mismo fui herido en 1988 en el cruce de José C. Paz. Lo que siempre tengo presente es que somos trabajadores al servicio de los demás, y esto nos da resultado con los vecinos.

-¿Qué opina de la reestructuración policial que está llevando a cabo el Gobierno Provincial?
-Me parece muy bien. Están corriendo nuevos aires, está naciendo una nueva Institución. La gente nueva tiene otra mentalidad. Es importante que ahora todo aspirante a policía - sea agente u oficial- tenga estudios secundarios. Si bien esto no garantiza una mayor eficacia policial, debemos reconocer que ayuda.
En mi época de oficial jóven teníamos en la comisaría una vieja máquina de escribir. Hoy existen las computadoras, de modo que hasta nosotros tuvimos que estudiar computación para estar a la altura de las circunstancias.

-¿Cuál es el sueldo de un agente?
-Muy bajo, está entre 450 y 500 pesos. Por eso implementé el sistema del que hablábamos, para que el personal no haga custodia de una pizzería sino para que esté al servicio de la policía. Hoy velan por la seguridad de todos durante las 24 hs. cobrando un adicional que aporta la Cooperadora Policial.

-¿Y el sueldo de un oficial de baja graduación?
- El Oficial Ayudante gana entre 500 y 550 pesos. Por eso se han perdido las ganas, esa dedicación absoluta que nos enseñaron nuestros maestros.
Pero sabemos que no hay que bajar los brazos. Cuando se ingresa a la Institución se sabe que los sueldos son bajos y que si no alcanza hay que buscar otro empleo. A mí no vinieron a buscarme, yo quise ser policía. Sabemos que con los maestros sucede lo mismo y no por eso dejan de enseñar.
Hay malos policías, como hay malos médicos y malos abogados, pero entiendo que esta «purga» que está haciendo el gobierno servirá para sacar de nuestras filas a quienes no se adapten al nuevo esquema.
Debemos reprimir los actos delictivos, pero haciendo hincapié en la prevención. En nuestro caso los diez móviles particulares, sin abandonar la zona céntrica, patrullan toda la región, sobre todo los barrios perisféricos, como El Tanque, Devoto, El Triángulo, La Juanita, y Diharce.
Y los problemas de la gente mis subordinados y yo los conocemos caminando la calle, estando permanentemente en contacto con los vecinos. Este servicio implementado sirve porque la gente nos ve y de esa manera se reduce el delito.

-¿Cuál es el valor de la cuota de la Cooperadora Policial?
-Hasta hace poco tiempo la Cooperadora vendía fantasías. Hoy la realidad nos indica que no debe haber un valor fijo para mantener el servicio adicional. Esta zona está integrada por gente muy humilde y cada uno aporta lo que puede. Eso no quiere decir que en las zonas en las que la gente no colabora porque no puede, no tenga servicio de vigilancia. Esto se hace en toda la jurisdicción.

-¿Qué necesita, finalmente, la Comisaría?
-Más personal. Eso es algo que ya conversé con el Jefe de la Regional, y además poder seguir manteniendo, con la ayuda de la comunidad, este servicio de vigilancia las 24 hs. para así desbaratar las patotas de jóvenes y adultos que hacen desorden o delinquen.