viernes, 26 de septiembre de 2008

Editorial Nº 6


Mayo 1997

Se preguntarán qué intenciones tiene este emisor al comunicarse con ustedes. Sabrán que tomar una posición sobre un asunto es lo correcto, pero la objetividad llama a la puerta y habrá que ver los sucesos sin que el corazón intervenga. ¿Será posible?
Es mayo, un mes patrio y de mucha escarapela (guardada a veces en los bolsillos - ¿vergüenza, quizás?-), un mes de patriotas, de encarnación, de luchas de poder, de invitación a la libertad.
¿Qué recuerda uno aparte de lo leído en el manual de 4to grado?
¿Qué importancia tiene para nosotros la lucha por un ideal?
El primer día del mes se festeja el día del trabajador. En honor a otros que lucharon y murieron por SER DIGNOS Y COMBATIVOS...
Ahora, encendamos el televisor, los invito a que se ubiquen cómodos y observen las imágenes del país: corrupción, estafas, docentes en huelga, represión militar, la justicia caracterizada, desaliento, desesperanzas.
¿Qué relación podríamos establecer entre aquellos prohombres y este hombre, argentino, de fines del siglo XX? No nos quedan ni los paragüitas de aquel mayo.
¿Dónde quedó el impulso de un corazón libertario? ¿Cómo se explica a tanta gente que se festeja el día del trabajo, sin trabajo?
Bueno, habrá que apechugarla. Sospechar, al menos sospechar, que existe en el pecho el germen de lo que tanto ansiamos.
Pensar que estamos abatidos, pero no vencidos, y que todavía la celeste y blanca sigue provocándonos ese temblor irresistible. -
La Dirección.

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